siempre estoy a punto de marcharme,
no sé con quién ni hacia dónde,
nunca me ha importado.
nunca me había importado...
puede que crecer sea solo
aceptar el movimiento,
la interrogación abierta,
el viaje sin destino,
el laberinto de la búsqueda,
ya sabes, crecer y
tener un carnet de identidad
con fecha y lugar de nacimiento,
describir la realidad con números y letras,
con metáforas a ratos,
acumular experiencias y vidas que escuchen
desde el principio tu historia,
crecer
y tener nombre y apellidos,
cuenta bancaria, comida favorita,
lugar de domicilio,
matrícula de coche,
un regalo de reyes que nunca recibiste,
un libro preferido, una película,
uns cuantas manías y sueños,
silencios de más y dinero de menos,
un primer amor, un primer beso,
un primer polvo, una última borrachera,
un accidente, una cicatriz,
un beso pendiente, un viaje,
unas cuantas fracturas de corazón,
tener fotografías, fechas,
souvenirs, títulos, tarjetas,
facturas, anécdotas,
palabras, imágenes,
bocas, pieles, miradas
que te definen
y te recuerdan qué ha sido de ti
hasta ahora,
y sin embargo tú
tienes la sensación de que
aún no sabes quién eres,
y no sabes qué hacer
con todo eso,
¿para qué servirá
todo eso?
si te preguntas
qué hay detrás de esos ojos
que te miran desde el espejo
y día a día te interrogan:
"eh, tú,
¿a qué demonios
estás esperando?"
siempre estoy a punto de marcharme,
no sé con quién ni hacia dónde,
nunca me ha importado.
"eh, tú,
¿a qué demonios
estás esperando?"
nunca me había importado...